Albert Camus, en un arranque de novela asombroso y chocante digno de ser equiparado al de La Metamorfosis, nos presenta en esta novela el extraño; el hombre indiferente, que vive al margen de la vida, dejándose llevar.
En la primera parte del libro la rutina se perpetua de lunes a domingo con precipitación pero Mersault, nuestro protagonista, lejos de estremecerse, asume con una naturalidad impasible el devenir de los hechos a modo de espectador impertérrito y autómata. Trabajador diligente y amante de la buena vida, Mersault es el personaje antagónico al superhombre nietzscheano; un sujeto que vive en un estado de resignación y conformismo hacia todo lo que sucede a su alrededor. Haciendo gala de su “moral esclava”, el protagonista muestra una total incapacidad para tomar las riendas de su existencia e imponer su voluntad. De esta forma, en una especie de parábola absurda, Mersault se ve arrollado por una serie de incidentes que le llevan a aceptar una propuesta de matrimonio o, llevado al extremo más radical por Camus, cometer un asesinato empujado por la impasibilidad al ritmo del vaivén acompasado de una vida que, como el agua cristalina de un río primaveral, fluye a de forma ni lenta ni rápida, con una tremenda naturalidad.
La concatenación disparatada de sucesos se prolonga en la segunda parte del texto dónde Mersault se enfrenta a un largo y tedioso proceso judicial. En una situación equivalente a la de Josef K., personaje kafkiano de la novela El proceso, el acusado se ve de nuevo incapacitado para intervenir sobre su vida; imposibilitado anteriormente por su actitud indolente, ahora tiene que ver como son otras personas las que deciden por él y, en último término, juzgan sus acciones. Ante tal coyuntura empieza a florecer en Mersault un nuevo sentimiento, una nausea sartriana, un anhelo de libertad. Llevado hasta una situación límite, nuestro protagonista estalla en cólera contra el cura que acude para redimir sus pecados en unas páginas de máxima elevación literaria e intelectual. Purgado por esta sorprendente reacción, en guía de sus pasiones y sentimientos, Mersault recupera la voluntad de vivir la vida, de retomar una nueva dirección hacia la felicidad. Una reacción que, sin embargo, se antoja demasiado tardía dada la trayectoria que ha tomado su fortuna.
Albert Camus, padre de la corriente existencialista y premio Nobel de literatura, deja constancia en esta breve obra del tamaño descomunal de su pensamiento. En un relato sencillo con pocos artificios literarios, el autor francés saca a la luz como grandes temas la posibilidad de libertad, el absurdo de la existencia y la esperanza de sobrevivir. Para hacerlo se sirve de Mersault, un tipo incapaz de dirigir su propia vida. Un hombre que se siente extraño, intruso en una realidad que no le corresponde y dentro la cual se desliza a bandazos con una actitud indiferente. A lo largo de la novela Camus pone en tela de juicio el sentido de la vida y, en última instancia, si somos capaces de comandar nuestra propia existencia. Si bien el autor evidencia el carácter descabellado e inexplicable del mundo, la reacción final del protagonista sirve para lanzar una propuesta positiva, construir una nueva voluntad de vivir. Existir para estar en el mundo y relacionarse con el entorno; pero no se trata simplemente de estar entre las cosas, sino en dirigirse hacia ellas. Esta actitud es entendida por el existencialismo como trascendencia, salir de la propia conciencia para dirigirse hacia el mundo porque estar en él es algo plenamente activo. Adoptando esta postura seremos capaces de adueñarnos de un trozo de libertad. Ni Dios nos ha dado un destino irremediable, ni la naturaleza ni la sociedad determinan absolutamente nuestras posibilidades, sino nuestra conducta. Somos lo que hemos querido ser y siempre podremos dejar de ser lo que somos. Los fines que perseguimos no nos vienen dados ni del exterior ni del interior, de una supuesta naturaleza, es nuestra libertad la que los elige.
¿Por qué esa traducción "El extraño" y no respetando el campo semántico "El extranjero" de la novela de Camus?
ResponderEliminarLa cita en catalán a la derecha del blog, un texto de Baudelaire...pourquoi pas en français? Merci.
Il faut être toujours ivre, tout est là ; c'est l'unique question. Pour ne pas sentir l'horrible fardeau du temps qui brise vos épaules et vous penche vers la terre, il faut vous enivrer sans trêve.
ResponderEliminarMais de quoi? De vin, de poésie, ou de vertu à votre guise, mais enivrez-vous!
http://www.poesie.net/baudel1.htm