Una avalancha sónica sacudió a los centenares de fans que se agolparon en la Sala Apolo para disfrutar de la fiesta que proponen The Bloody Beetroots. Digo fiesta porque así fue; una fiesta gamberra, electrizante, agresiva, centellante que incluso superó su primera actuación en Barcelona durante la última edición del Primavera Sound y que dejó boquiabierto a más de uno.
La nueva apuesta del dúo de música electrónica formado por Sir Bob Cornelius Rifo y Tommy Tea, ahora bajo el nombre de The Bloody Beetroots Death Crew 77, es una evolución de su electro macarra y sucio hacia una nueva propuesta musical con ramalazos del punk rock más alocado y la contundencia del hardcorepunk. Su puesta en escena, con batería, bajo, guitarras y sintetizadores, gana en contundencia y sigue sin perder el espíritu perturbado y arrebatador que rompía las pistas de baile junto a su compañero y productor Steve Aoki. Un espíritu del que rápidamente se contagiaron los asistentes que, durante una hora y media de salvaje frenesí musical, saltaron enloquecidos en un mar de luces con canciones como Cornelius o Warp 1.9 además de versiones de Refused o Vitallic.
Ni la media hora de retraso con la que empezó el show ni la presencia de otros conciertos interesantes durante el mismo fin de semana impidieron a The Bloody Beetroots montar su Church of Noise; un templo a la voluptuosidad, la histeria, el derroche de energía y el estallido de sensaciones y emociones de cientos de fieles que se amontonaron en un pogo permanente. A pesar que el proyecto musical de los italianos - compilado en su Romborama- no sea en especialmente innovador o rompedor, hay que reconocer su capacidad para ofrecer brillantes directos, de los que gastan la suela y ponen los pelos de punta. Por este motivo esperamos impacientemente su retorno a nuestro país que seguramente se va a producir el 6 de mayo del próximo año en el festival SOS 4.8 de Murcia.
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